Las habitaciones son amplias, acogedoras y decoradas con un toque exotico muy agradable. La piscina se agradece infinitamente en verano, el desayuno abundante y variado. Incluso con mermeladas variadas que la dueña hace casetas. Y la dueña es un encanto de persona, amable y abierta. Además teje a mano unos completos preciosos. Si vuelvo por la zona lo volveré a elegir sin duda.